La costarricense Hannia Campos, investigadora de la Universidad de Harvard y con profesionales de diferentes departamentos de Brown University, Harvard School of Public Health, University of California, University of Massachusetts Medical School University of Michigan, investigan el infarto en los ticos, han logrado novedosas conclusiones publicadas en BMC Public Health 13:122,  2013, http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3585466/pdf/1471-2458-13-122.pdf). Estos trabajos son financiados por the National Institutes of Health de los Estados Unidos.

Hacer tareas domésticas u “oficio” cuenta como una actividad física que podría proteger su corazón contra infartos, asimismo, sucede con las personas que por su trabajo caminan de un lado a otro constantemente. Sin embargo, quienes por su trabajo cargan mucho peso y no caminan, más bien están más propensos a un infarto.

Los ciudadanos no se  deben quejar por el poco tiempo o dinero para hacer ejercicio, hay que ponerle más energía a la rutina y si se le agrega la práctica de caminar, trotar o hacer un deporte, el beneficio es mayor.

El artículo “A case-control study of physical activity patterns and risk of non-fatal myocardial infarction”, señala la importancia de un sueño reparador, pues se encontró  que dormir entre siete y nueve horas protege el corazón, sin embargo, más o menos tiempo de sueño sube el riesgo cardíaco. En este estudio participaron 4 172 personas.

A todos se les tomó muestras de sangre y grasa y un cuestionario de 18 preguntas sobre sus actividades cotidianas, intensidad física y descanso. La actividad se midió en METS (equivalente metabólico), unidad que mide el consumo de oxígeno. De esta manera, dormir consume 0,9 METS por hora; sentarse 1,0 METS; estar de pie 2,4 METS, caminar, barrer o hacer agricultura, 3,6 MET, correr o trabajar en construcción 7,1 METS y cargar cosas pesadas 7,8 METS. Para obtener el METS de cada individuo se suma actividad total de un día.

El estudio concluyó que quienes hacían actividades ligeras o moderadas, tenían menos riesgo de infartos, mientras que las personas muy sedentarias o que alzaban cargas muy pesadas, tenían entre 20 y 30% más de riesgo cardiovascular.