Industria alimentaria costarricense baja el porcentaje de grasa, azúcar y sodio en algunos de sus productos consumidos en las sodas escolares
Dado el decreto Nº 36910-MEP-S, publicado hace un año “Reglamento para el funcionamiento y administración del servicio se soda en los centros educativos públicos” y a la tendencia mundial, la industria alimentaria nacional hizo cambios sustanciales en sus productos, básicamente bajaron los porcentajes de grasa, azúcar y sodio en algunos de sus productos. El gobierno pretende que las sodas escolares propicien una alimentación saludable de acuerdo con “Guías alimentarias de Costa Rica” y siguiendo las recomendaciones de la Estrategia Mundial sobre Alimentación Saludable, Actividad Física y Salud de la OMS que instan a los gobiernos a adoptar políticas que apoyen un régimen alimentario saludable en los entornos educativos, ya que las instituciones educativas son establecimientos privilegiados, donde se debe potenciar el bienestar de la población estudiantil.
Según la evidencia científica las enfermedades relacionadas con la mal nutrición constituyen las primeras causas de morbimortalidad en la población costarricense y las mismas pueden prevenirse mediante hábitos alimentarios saludables desde edades tempranas. Otras publicaciones señalan que aproximadamente entre 42 y 63% niños obesos llegan a ser adultos obesos, que los niños con sobrepeso u obesidad tienen un riesgo cuatro veces mayor de ser hipertensos, así como un riesgo dos veces mayor de desarrollar diabetes tipo II que los niños sin sobrepeso u obesidad.
El ambiente escolar es idóneo para propiciar una cultura de alimentación saludable, bajo una orientación educativa constructivista, la adopción de hábitos alimentarios saludables, que conlleven al fomento de una adecuada alimentación y nutrición con el fin de mejorar la salud de la población estudiantil.
Por ejemplo, la industria ha reformulado las leches infantiles saborizadas, sustituyeron leche entera por leche semidescremada, así redujeron el porcentaje de grasa de 3,5 a 2% y el contenido de azúcar en 50%, sin sacrificar el sabor. Otro ejemplo es en la fabricación de galletas, donde han reducido las grasas, sodio y azúcares.