intersectorialidad

 

La intersectorialidad es sustento para la salud pública

Cortesía: Periodico Granma

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Autor: Lisandra Fariñas Acosta | lisandra@granma.cu

Foto: Freddys Pérez Cabrera

14 de mayo de 2014 00:05:05

Con un tema esencial para el debate de la salud pública actual, “La intersectorialidad y la determinación social de la salud”, inició sus sesiones el Seminario de la Escuela Nacional de Salud Pública, ENSAP 2014

 

La recogida de desechos sólidos, la limpieza y la creación de condiciones medioambientales favorables para la salud son un ejemplo de la importancia de la intersectorialidad para la salud.

Con un tema esencial para el debate de la salud pública actual, “La intersectorialidad y la determinación social de la salud”, inició sus sesiones el Seminario de la Escuela Nacional de Salud Pública, ENSAP 2014.

Un reconocido panel de expertos puso la mirada en la acción de toda la sociedad y los diferentes sectores, como mecanismo que garantice también el bienestar y la salud de la población.

El coordinador alterno de la Asociación La­tinoamericana de Medicina Social (ALAMES), Oscar Feo Iztúriz, trajo al escenario de discusión científica la concepción de la salud pública que a su juicio confronta hoy en el mundo una gran contradicción. “La salud y la medicina han pasado a ser un espacio fundamental en la acumulación de capital. Hoy las industrias que conforman el complejo médico industrial son las que ocupan el segundo lugar en ganancias en el mundo, superadas exclusivamente por las de telecomunicaciones”, dijo.

Para el doctor Feo Iztúriz, ese es precisamente el reto, “hablar de una perspectiva contrahegemónica de la determinación social de la salud. Los organismos financieros internacionales como el Fondo Monetario y el Banco Mundial, que tanto daño han hecho a la salud de los pueblos, han creado en la actualidad algo que se llama la nueva salud pública, y que es una concepción completamente funcional al mercado”.

“No hay un texto del Banco Mundial que no hable de la salud, de los determinantes, y ahora terminan por robarnos el término de la universalidad. En esta disputa por el discurso, los organismos financieros nos robaron los conceptos clave, le quitaron su carga política y los redujeron a meras palabras sin significado. Así, por ejemplo, en Europa, se desmantelan los sistemas de salud y seguridad social a nombre de la equidad, el derecho y se destruye la esencia de la salud pública”.

El panelista reflexionó sobre la confrontación que ha existido a lo largo de la historia entre dos concepciones diferentes de entender la medicina y la salud. “Pareciera evidente que las causas de la mala salud están en la sociedad, pero el pensamiento dominante ha estado centrado en la enfermedad y su dimensión biológica. El papel de la salud es transformar las condiciones que generan la mala salud y la enfermedad”.

En este sentido, el doctor Feo Iztúriz recordó al científico Rudolf Virchow, primero en utilizar el término de la medicina social y en afirmar que la estructura política y social es el origen de la mala salud y la enfermedad. “La acción política es parte de la medicina (social), y que la única forma de tener buena salud es cambiando la sociedad”.

Según el panelista, a más de un siglo persiste todavía este debate, entre dos formas diferentes de entender la salud y la enfermedad.

Por una parte, la salud como derecho hu­mano y social que debe ser garantizado por el Estado, mediante políticas públicas que ac­túen sobre las determinantes sociales, promuevan la intersectorialidad y la universalidad; y por otro lado la salud vista como mercancía sujeta a la oferta y la demanda.

“Es necesario comprender que la salud y la enfermedad son hechos fundamentalmente sociales. Tal como expresa la declaración de ALAMES de la comisión de determinantes sociales de la OMS en el año 2011: ‘Es el mo­mento de colocar en el debate aquello que habitualmente se evita visibilizar. La determinación social de la salud va mucho más allá de determinantes aislados y fragmentados que bajo una mirada reduccionista terminan convertidos en los clásicos factores de riesgo y estilos de vida individuales’.

“No debemos permitir que el concepto de determinantes sociales sea banalizado, sea coaptado, reducido, simplificándolo a tabaquismo, sedentarismo, inadecuada alimentación, cuando necesitamos reconocer que de­trás de ello hay una constitución social basada en una lógica de una cultura hegemónica cuyo sentido y fin es el mercado”, concluyó el panelista.

Alcira Castillo Martínez, coordinadora de la red de Determinantes Sociales de la Salud de ALAMES y otra de las panelistas, disertó sobre la gestión de equidad y determinantes sociales, ante desigualdades sociales frecuentes y cotidianas relacionadas con la clase so­cial, el género, etnia y raza, y subrayó la necesidad de analizar los programas dentro de los sistemas de salud y proyectarse desde la academia con acciones sociales hacia los servicios médicos.

La intersectorialidad vista como sustento y sostenibilidad de la salud pública, fue el tema expuesto por la profesora de la ENSAP Estela Gispert Abreu, quien enfatizó en que hay que verla como la intervención coordinada de instituciones representantes de más de un sector social, en acciones destinadas total o parcialmente a abordar los problemas vinculados con la salud, el bienestar y la calidad de vida.

En este sentido, mencionó que aun cuando en nuestro país existen experiencias, es mu­chas veces inducida, cuando lo que se necesita es que la intersectorialidad sea consciente y participativa. Como un buen ejemplo, concluyó el panel la directora del Centro Nacional de Áreas Protegidas del CITMA, Maritza García García, quien presentó algunos resultados de un proyecto de investigación que agrupa a más de 40 instituciones, en la mitigación y adaptación del país al cambio climático.